27 junio, 2011

La malta

Cuando estaba en algún grado de primaria nos llevaron a conocer la fábrica Hatuey. Recuerdo la maravilla de la malta brotando en chorro. Directamente de una llave, de esas por la que yo sólo había visto correr el agua, salía aquel oscuro e indescriptible líquido. Poníamos el vaso plático, una y otra vez, me parecía un cofre del tesoro aquel municipio donde la malta salía a capricho del consumidor.
Me han enviado unas maltas y me llama la atención que no vino la Hatuey, ¿qué habrá pasado con la fábrica?  La Tínima, camagüeyana,  me despierta gratísimos recuerdos, dicen que la están exportando y bien. En las tiendas donde se compra con cuc, por lo menos en la Habana, es cuestión de suerte, porque "vuelan". Pero la mayor sorpresa es la Marley´s, también de buen sabor. Nunca pensé que llegara a probar una malta cubana, estando tan lejos de aquel manantial. Acá uno se condena, me han enviado cuatro y he regalado dos.  Se va abriendo camino la amistad. Jamás,  visualicé,  para mi existencia: el comadreo de la Tinima, el tepache y una malta holandesa.

Ingredientes de la Tínima: cebada malteada, azúcar crudo, agua tratada, lúpulo y color caramelo.
Ingredientes de la Marlyn´s agua, malta de cebada y sacarosa.

16 ¿Qué me cuentas?:

LA ZARZAMORA dijo...

Con estos calores, me tomaba una pero ya...
Besos, Belkys.

José Antonio del Pozo dijo...

Hola, Belkys, la malta brotando en chorro, muy bonito el surtidor agridulce de la memoria, y luego ese sabor tan propio, un punto amargo. Sí, invitación a tomarse una, como dice Zarzamora, pero ya.
(sigo sin poder hacerme seguidor tuyo, no me sale el cuadro)
Saludos blogueros

entierrafirme dijo...

qué rico belkys. En el df se consiguen en el mercado de Medellín. La verdad que la pila de malta es una maravilla. Besos y guarda la última para un momento especial.

Fermina dijo...

Me encantaba tomar malta sobre todo los dias de mucho calor. Alla en el barrio teniamos la suerte de tener dos "malteras" bien cerca, la de la calle 27 y la del "Alamo". Era solo cuestion de salir y decir, nos vamos a buscar malta y llevamos recipientes y a traer malta. Mi abuelita hacia sus caminatas en busca de la malta para que tuvieramos al regresar de la escuela y ya sabemos lo que eso conllevaba...cola, sol, espera, griteria, etc, pero bueno asi era, es y sera. A mi, no se si por mazoquista o simple gusto raro, me gustaba mas la malta "de pipa", tenia menos gas y me la tomaba en aquellos vasos grandes de carton de carnaval....en fin....que delicia y que recuerdos.
Aca tenemos suerte, y no es Miami, puedo comprar malta de vez en cuando la Hatuey que seguramente no se hace en Cuba pero la proxima me fijo donde, y la Goya que no esta tan mal. En Espana quizas se consiga la Goya. o en cualquier mercado especial por latinoamerica. se parece bastante a la cubana.Y que me dicen de ????la malta con leche condensada???????
Lastima estos 40 y tantos y los rollitos que van llegando, si no...
Un beso Belkys.

Belkys Pulido dijo...

Zarzamora, te lo juro que las dejo enfriar y lo pienso. La suerte es que acá en casa a nadie le gusta. Las fotografié pensando en ustedes porque sé que estas cosas nos hacen recordar.

Belkys Pulido dijo...

José Antonio, no sé qué pasa con ese cuadro. A mí también me marca una señal cuando abro el blog, algo anda mal, no sé en dónde.
Esa imagen en chorro de la malta, la llave como a la altura de mis rodillas, como esas que están en la lavandería para el cubo de limpiar y salía ¡malta!la tengo dentro de mí. La fábrica como un bastión, encerrados, secretos y nosotros tan pequeños allí, caminando entre los obreros y las máquinas. Aquel sabor...Esas impresiones del paladar no se olvidan, como cuando probé el primer anón. Me parecía una fruta rarísima y el sabor no me atraía, pero sirvió de merienda muchas veces para toda la familia. Cuando necesité un cuarto aparte, tuvo que morir el árbol y el hacha sobre su tronco, también la llevo en el oído. Luego no hubo anón en el patio, ni frutabomba, también tumbamos la guanábana y las calabazas que crecían locas, a raz del piso, también debieron desaparecer. Nunca supimos que matando el poder del patio, ibamos a pasar hambre poco tiempo después. Tengo una memoria sensorial y fíjate que eso no es tan bueno. Pareciera activarse a descuido y me distrae en asuntos, ajenos a lo realmente importante.

Belkys Pulido dijo...

Tendremos que ir. No sé ni donde queda, pero últimamente le he agarrado gusto a los mercados. Tienen una personalidad distinta al resto de los espacios en México. Más cerca de la gente y todos cercanos entre sí. También he encontrado en los tianguis, algo parecido al gofio. Voy. Por cierto, jovencita de treinta y tantos ya no se ande presumiendo que nos pone viejasssssssssssss

Belkys Pulido dijo...

POr supuesto que el último comentario es para Charlenne. Un abrazo, chiquitica

Alex Heny dijo...

AH, la malta, como la extrañé cuando viví en Mex, allá en el lejano Norte donde sólo hay carne asada y cerveza (y ahora que lo escribo, no suena nada mal...)

De mis viajes a Cuba me traía un par de docenas y, efectivamente, la mitad se iba a amigos cubanos y la otra pues a un vaso con leche condensada...

Acá en en la mamita Yunai se consigue fácil, de la marca Goya. Hay otra cuyo nombre no recuerdo, creo que venezolana.

Por cierto, hace poco compré malta en un supermercado y a la cajera, haitiana, le brillaron los ojos cuando la vio, "Con leche condensada...", me dijo arrobada, así que parece que la malta es un mal caribeño....

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

Daba por sentado haber comentado esta entrada, y bueno, lo vuelvo a hacer. Es la malta una de las joyas cubanas, como sus Cohiba, sus "bodeguitas", su música y su gente.
Un abrazo grande y tropical.

Yamil Cuéllar dijo...

Todos los fines de semana me compro una malta: hatuey. Aqui la venden en USA y viene de Santo Domingo

Belkys Pulido dijo...

H de NY me alegro que la hayas saboreado, el encuentro con la ahitiana te debe haber dejado un gusto en la complicidad. Como en Cuba que a la hora de pagar, la cajera me vio con libros en la mano y dijo: a mí también me gusta mucho leer y sacó de su cartera un libro de Feijoo. Puentes colgantes que enlazan gustos y sensibilidades

Belkys Pulido dijo...

Julio, gracias por darte la vuelta por acá. La malta será siempre uno de los recuerdos más gratos en mi paladar, como el mojito, la música de la Nueva Trova y algunos lugares donde el mar me llenó la garganta

Belkys Pulido dijo...

Yamil ¡y no me has mandado una! ¿Hatuey? ¡Tú vas a ver!

Alex Heny dijo...

Belkys, una vez estaba con un par de amigos mexicanos almorzando en una paladar en Cuba, creo recordar que estaba en un edificio al lado del Someillan... o en el mismo Someillan, ya no me acuerdo.

Conversábamos sabroso, de una cosa a la otra de Maná a García Marquez y en eso la ¿dueña? de la paladar, que estaba cerca, intervino: "No hubiera García Marquez sin Juan Rulfo..." Y mis amigos se asombraron, mira tú una mesera experta en el realismo mágico.

Pero eso fue antes de conocer a físicos con PhD manejando taxis en la terrible Habana de los 90...

Belkys Pulido dijo...

Cuando regresaron mis amigos de la Unión Soviética, de Polonia o Alemania, me sorprendía saber de este fenómeno, gente con títulos universitarios que manejaban taxis o tenían empleos menores, pero mejor pagados. No sabíamos en aquel entonces de ese tiempo que arribaría a Cuba, antes de abrirse mi camino por trillos insospechados, fui a buscar trabajo de mucama en dos hoteles cubanos, un antiguo empleado de gobierno me dijo: Ten paciencia, no va por ahí.
Y no fue, pero para muchos ha sido una salida y bien remunerada. Admiro en el ser humano la capacidad de sufrir metamorfosis, evitando el extraño monstruo de Kafka, abrir otras posibilidades que le permita vivir mejor, sin robar, ni lastimar a nadie. Lo detestable es quienes han crecido con uno y hoy se ríen del médico que hizo su guardia de 24 horas con alimento pésimo y sin la mínima atención. Detestable saber que una alimaña de toda la vida, alimaña absoluta maneja borracho y arrolla en todos los sentidos al médico de las 24 horas, el que regresa a su casa en bicicleta.
Y volviendo al tema, en cualquier parada se encuentra uno la sorpresa de un libro compartido, esa magia siempre me encantó

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