Después de veinte años en México, reconfortan la guitarra de mi esposo, las hijas mágicas y los alumnos crecidos. Gracias, Brenda por seguir confiando en la palabra.
24 septiembre, 2013
De inocencias
Después de veinte años en México, reconfortan la guitarra de mi esposo, las hijas mágicas y los alumnos crecidos. Gracias, Brenda por seguir confiando en la palabra.
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4 ¿Qué me cuentas?:
Sólo unos pocos y limpios inocentes pueden mirar en silencio los prodigios, dices que dijo Eliseo Diego; también escuchar: también el lobo y el cordero y hasta las hormigas, en esta voz, es un viaje a mi infancia española, a aquel tiempo en que los programas infantiles y las películas de dibujos sonaban así, tan de que aquella otra orilla vuestra; por eso asocio instintivamente esa dulce entonación con aquel niño que hacía suyo lo que era sencillamente suyo. Un saludo.
Gracias a ti Belkys, por seguir confiando en mí.
Tu puedes hacer tuyo lo que quieras, Juan, fuente de sensibilidad hay en ti, por eso me halagan doble tus palabras.
Gracias, Brenda, porque contigo reencuentro algunos senderos pròsperos.
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