15 agosto, 2015

Narciso de José de la Colina

He visto varias entrevistas realizadas a José de la Colina. Allá en Cuba, lo contábamos sin saber ni cual era su apariencia, ni su procedencia. Los cuentos se desdoblan y le tocan a uno a la puerta de la voz, pero José de la Colina sonaba en todos los festivales y las peñas. Hoy que le sé y que me encanta, voy rehaciendo mi trillito de palabras y de cuentos, contando con él, aunque Don José no sabe ni que existo.
Larga vida, Don José, garantizada.... Déjeme le cuento:

4 ¿Qué me cuentas?:

Juan Herrezuelo dijo...

Cuánto me alegra tu regreso, y la superación de esos problemas con el micro y los tiempos, oír de nuevo tu voz, envolviéndonos como a niños renovados, con el cuento de José de la Colina. También yo, como tu abuelo, he sido más que ninguna otra cosa un contador de cuentos. Saludos afectuosos, Belkys.

Belkys Pulido dijo...

A mí me alegra tu visita, cuando uno se va -un poco, no del todo- simple prevalece la duda de quiénes serán los verdaderos, los leales.
Es una pena, el micro aún no está al cien, pero estamos en eso. Voy a abrir un canal en youtube, la experiencia de contar con toda la expresión corporal añadida es algo que necesito compartir.
Un abrazo, extensivo a toda tu familia.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

La vanidad siempre termina mal, la belleza corporal es efímera, el espejo nunca miente.

Me alegra volver a leerte y escucharte.

Un abrazo.

Belkys Pulido dijo...

Rafael y la vanidad, ese culto al ego tiene altares estos días. Crecen nuestros hijos inmersos en la imagen, el interior es una quimera

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